Jacinto nos deja en el mundo real, después de tres días apartados de todo y de todos, volvemos a estar solos entre personas, a cruzarnos con alguien y no decir ni tan siquiera ‘hi’, y que personas…
Uyuni tiene dos caras, son dos ciudades en una que se fusionan en el gran atractivo turístico de la ciudad, el cementerio de trenes!!!

Una ciudad que crecerá, y mucho, gracias a estar situada cerca del salar, la calle repleta de agencias que ofrecen tours, el paseo al estilo Lloret o el bar ‘cosmopolita’ en el que merendamos lo atestiguan. Pero Uyuni tiene otro lado, cuando se acaba el paseo de adoquines rojos y blancos, cruzas la calle y llegas a un lugar repleto de lugareños a los que ves claramente faltos de oportunidades, entras en el mercado y casi da miedo, nos encontramos a Jacinto allí dentro, ahora ya no es nuestro chófer y nos habla de igual a igual, sin quererlo nos define la vida del Uyunienco medio, ha estado tres días fuera de casa, y su única frase, entre carcajadas es ‘sí, aquí, con la coquita’ ahora sabemos porque, es un hombre sin suerte, como lo son la mayoría de sus conciudadanos, pero eso no quita que la ciudad infunde un aire triste.
Esa tristeza que te da el no comprender porque en la misma calle salen media docena de autobuses de diferentes compañías hacia Potosí, todos a la misma hora, todos se hacen la competencia entre ellos, pero en este caso esa competencia no es buena, no les va a hacer crecer, pero ellos no lo entienden, es posible que el primero que puso el autobús le fuera bien, y el resto se ha dedicado a imitarle…
Así es Uyuni, hombres y mujeres sin suerte, perros por la calle, suciedad… y así será hasta que el paseo adoquinado repleto de turistas crezca y devore el último tenderete del mercado y Uyuni sea una ciudad turística pero sin identidad.
Y yo me pregunto ¿qué es peor?
Fer
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada